lunes, marzo 25, 2013

Leggere nella Spagna Moderna: Erudizione, religiositá e svago

Antonio Castillo Gómez
Leggere nella Spagna Moderna: Erudizione, religiositá e svago

Bologna, Pàtron, 2013, 126 págs., 14€.

La atención a las prácticas lectoras es, en efecto, una de las claves del giro experimentado por la Historia del libro a partir de los años ochenta del siglo pasado. Si hasta entonces habían prevalecido las investigaciones centradas en la posesión de libros y en su distribución por grupos sociales, categorías profesionales, sexos, edades y lugares de residencia; desde finales de dicha década empezó a preocupar más la figura de los lectores y, sobre todo, los modos de efectuar la lectura. A raíz de esto se buscaron nuevas fuentes pues ya no bastaba con los inventarios post-mortem, tan empleados en la anterior etapa. Sin rechazar éstos, cobró más importancia el estudio material de los propios volúmenes, ya fuera para valorar la relación entre las tipologías textuales, las modalidades de lectura y los tipos de público, o para analizar las huellas escritas dejadas por determinados lectores en los propios libros. A esto se sumó también el aprovechamiento de los testimonios más variados -documentales, literarios o iconográficos- a fin de reconstruir la historia y memoria de distintos lectores, desde los más cultos a los más “populares”, sin descuidar tampoco las representaciones del acto lector en la literatura o el arte.

Estas coordenadas enmarcan los ensayos reunidos en este volumen. En ellos se ha tratado de profundizar tanto en los discursos áureos sobre la lectura, objeto del primer capítulo, como, sobre todo, en diferentes modalidades y experiencias de lectura, procurando que éstas fueran representativas de los distintos significados que la sociedad hispana de los siglos XVI y XVII atribuyó al verbo leer. Bajo esta perspectiva, en el capítulo II se aborda el contenido y los procedimientos de la lectura erudita, incidiendo en el hábito de estos lectores, es decir, en las obras que leían y en el modo de hacerlo, destacando la intensa relación que establecieron entre la lectura y la escritura. Entre el estudio y la evasión transcurren las experiencias lectoras en las cárceles inquisitoriales que se reconstruyen en el capítulo III, mostrando las diversas estrategias utilizadas por los presos para acceder a los libros pero también las facilidades que los alcaides de las prisiones otorgaron a algunos de ellos.

En tanto que los capítulos segundo y tercero conciernen a lecturas efectuadas en silencio y en espacios cerrados, aunque no siempre fueran habitaciones propias en el sentido que Virginia Woolf dio al término en 1929, los capítulos IV y V afectan a prácticas lectoras compartidas y realizadas en alta voz, donde la figura de los mediadores era particularmente relevante. En el primero de éstos se establece una reflexión sobre los paralelismos y diferencias que pueden notarse en la lectura de textos espirituales entre un grupo de moriscos, una casa de beatas y las carmelitas descalzas de Santa Teresa de Jesús como expresión de una comunidad de religiosas observantes. En el capítulo V y último, la lectura sale de los espacios cerrados para llegar a la calle, a la plaza pública, allí donde lo mismo podía asistirse a la lectura de una gaceta o de cualquier suceso, real o inventado, que a la de los numerosos carteles, anuncios publicitarios y pasquines fijados en las paredes. La atención, en fin, a estos productos menores, manuscritos e impresos, lleva a reclamar su lugar en la historia del libro y de la lectura.

Así pues, los cinco ensayos que forman este libro pretenden tanto una aproximación a las prácticas lectoras en la España de la temprana Edad Moderna, recorriendo algunas de las modalidades y escenarios más representativos, como también una propuesta en torno a las posibilidades que en esa dirección pueden ofrecer las fuentes más diversas, desde los documentos de archivo a los testimonios literarios, desde la materialidad de los textos hasta sus representaciones, desde los libros en formato códice a los impresos y manuscritos en hojas sueltas. Acercamientos, en suma, que tratan de introducirse “no en el terreno que está entre el escrito y el escritor, sino el que está entre lo escrito y el lector”.

Índice

Introduzione

Capitolo I. «Dell’ampio e brillante esame». La lettura tra norma e trasgressione
   1. Cattive letture e loro effetti
   2. Letture corrette: tra il buon cittadino e il buon cristiano
   3. Troppi libri, troppe letture

Capitolo II. Leggere e annotare. La lettura erudita
   1. Leggere non è avere un libro
   2. Più di un passatempo
   3. Dal libro al cuaderno
   4. L’ordine delle note e la composizione dei quaderni

Capitolo III. Passioni solitarie. Lettori e letture nelle carceri dell’Inquisizione
   1. Tracce
   2. Libri e lettori
   3. Difesa, consolazione e distrazione

Capitolo IV. Leggere in comunità. Libro e religiosità nel Barocco
   1. Il tempo della lettura
   2. Una «setta di Maometto»
   3. Donne sotto sospetto
   4. Vivere e leggere in osservanza
   5. Dalla casa al chiostro

Capitolo V. Leggere in piazza. Versi, avvisi e pasquinate
   1. Canzoni e versi
   2. Leggere per informarse
   3. Scale e piazze

Indice dei nomi

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